martes, 12 de agosto de 2008

De Infinit, de que exisitió

En el principio, eran los números. Y los números eran 0 y 1. El espíritu de Infinit revoloteaba sobre los dígitos. Un día, Infinit dijo: hágase empire-strike. Y se hizo empire-strike.

Aunque Infinit no sea el creador del juego, su nombre -lo infinito, lo inmortal, lo eterno- remite a la idea de Dios. Y eso es lo que importa: en el mundo empire-strike, Infinit es Dios. Como en la vida real, tiene el poder de acabar con la vida de los imperios, de disolver naciones, de destruir millones de tropas, de desaparecer ciudades. A veces, los hombres desesperan a Infinit, y éste manda un diluvio para castigar a los pecadores. La gracia de Dios consiste en su contradicción. Es, al mismo tiempo, el más bueno y el mas malo, el amado y el odiado, la justicia y la injusticia. Los hombres se dan cuenta de esto, y no dudan en encararlo, aun conscientes de su inferioridad, y de que la ira y el odio de Infinit es tan grande como su bondad y su amor. Infinit es el todopoderoso, el omnipresente, pero su mundo no escapa de la infelicidad. Es difícil ser Dios. No se puede dar gusto a todos. Infinit, al principio lo intentó, pero fracasó en el intento. Dios mismo puede hacer una piedra que no puede levantar. Dios es, lo decíamos, una contradicción. Infinit da libertad a los hombres de matarse, de destruirse, de traicionarse, de odiarse. Y también de lo contrario.

Algunos hombres le rinden tributos y sacrificios. Otros han edificado una Iglesia, le rezan, y aseguran que las peticiones son cumplidas en forma de milagros. Y las faltas son castigadas con plagas, o con inundaciones y terremotos. Otros, el resto, los menos, no creemos en Infinit, ni en su omnisciencia, ni en su contradicción. Ya lo hemos matado. Nos abandonamos a nuestra suerte, al destino, al azar. Creemos solamente en nuestras virtudes y en nuestras miserias.

Que Infinit bendiga a Infinit.

No hay comentarios: